Segunda aproximación a Chicago

Viniendo de algunos sitios hay lugares que son asombrosos.

Ignoro si realmente Chicago es una ciudad tan fantástica como a mi me lo parece, pero la verdad que tiene un encanto especial. Es más fácil de recorrer que New York, por ejemplo, donde a mi personalmente los edificios me agobian un poco porque las calles son bastante estrechas. Chicago tiene las avenidas más amplias, tiene varios canales y el lago al lado, con lo que The Loop y Magnificent Mile están a escasos minutos de las playas del lago o de Millenium Park. Y si tenemos que agradecer todo esto a una vaca… ¿no sería entonces una vaca sagrada?

¿A una vaca? El 10 de octubre de 1871, el Gran Incendio de Chicago destruyó la mayor parte de la zona central de la ciudad. El reportero Michael Ahern, del Chicago Tribune, afirmó que la vaca de Mrs. O’Leary golpeó una lámpara de queroseno que inició el incendio. Más de veinte años después, en 1873, este reportero confesó haberse inventado la historia; pero aún hoy esa invención subsiste en el imaginario colectivo y muchos creen que esa fue la causa del incendio. La ciudad se destruyó porque estaba construida prácticamente solo de madera. Una de las pocas cosas que se conserva de antes del incendio es la Torre del Agua:

Después del incendio surgió un Chicago más grande. Arquitectos de fama internacional vinieron a la ciudad para su reconstrucción. De hecho, en la actualidad Chicago sigue siendo etiquetada como una de las ciudades con mejor arquitectura. Para muestra, la antigua Torre Sears, ahora Willis Tower:

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Pero bueno, como sabíais, en realidad yo iba a ver un concierto de la Orquesta Sinfónica de Chicago, actualmente dirigida por Riccardo Muti. La Filarmónica de Chicago está considerada ampliamente como una de las mejores del mundo y en una polémica lista (qué lista no lo es) forma parte del top five mundial juntamente con la Concertgebouw de Ámsterdam, la de Viena, la de Londres y la de Berlín. Muti es uno de directores más respetados en la actualidad, reciente ganador del Príncipe de Asturias de las Artes (pero lo ha ganado casi todo en casi todos lados).

El programa era Space Odissey de Smirnov, la sinfonía nº 3 en re mayor de Schubert y el Carmina Burana de Orff.

No se si alguien nunca ha escuchado el Carmina Burana entero, pero es una oda existencialista a la lujuría. Yo la veo un poco como la obra de arte total que decía Wagner, esa obra que incluye de todo: música, teatro y artes visuales. Generalmente no suele ser representada con danza, pero perfectamente tiene cabida. Algunos tuvimos la suerte de ver el Octupus de Philippe Decoufflé el año pasado en Salamanca que es lo que yo he visto que más se acercaba a ello… pero no nos vayamos por la tangente.

  • Orff hizo esta cantata cogiendo unos textos antiguos que se habían recuperado de un monasterio benedictino cerca de Munich. Son unos poemas laicos de carácter festivo y lujurioso, de vida sencilla y hedonista.
  • El toque dramático a la obra lo pone el famoso fragmento O fortuna que abre y cierra la obra, y que habla de la vacuidad de la vida y de la rueda de la fortuna.
  • La obra se compone principalmente de versos en latín aunque cuenta con fragmentos en alemán y provenzal antiguo.
  • Además de la orquesta y dos coros (uno adulto de 175 personas y otro de 50 niños) intervienen un soprano, un tenor y un barítono, aparte de una abundante percusión.
  • Muti tiene una peculiar historia con el Carmina Burana. En 1980 la dirigió con la Filarmónica de Berlín y Orff, muy viejo y enfermo, asistió al estreno. Al acabar la obra subió al escenario y dijo que había sido una segunda première de su obra.

No voy a poneros el O fortuna porque todo el mundo lo conoce. Así que os voy a explicar un poco por encima de que habla el Carmina Burana y os voy a poner dos fragmentos representativos.

La cosa es sencilla. El invierno acaba de acabar y ya se empieza a respirar el ambiente festivo de la primavera. Las camareras empiezan a enseñar las piernas y todo el mundo bebe en las tabernas. Un narrador relata las desgracias de su vida, como la rueda de la fortuna gira y a veces es feliz y a veces un desgraciado:

 

Lloro por las heridas de la fortuna
con ojos lacrimosos,
porque la rebelde
me arrebata sus favores.
Es verdad que está escrito
que tiene algunos pelos en la frente;
pero generalmente sigue después
que “la ocasión la pintan calva”.

Como véis el tono de la música y la letra es entre festivo, trágico y cómico. Luego empieza el fragmento de «La primavera», «En el jardín» y «En la taberna». En ella se empieza a entrever la trama de la cantata. Una camarera se debate entre la castidad y el placer, pues un joven mozalbete la quiere desvirgar:

 

Me anima
mi juventud;
me echa para atrás
mi inocencia.
¡Oh, todo entero florezco!
Ya por el amor de una doncella
todo entero ardo;
por un nuevo amor
es por lo que muero.
¡Ven, doncella,
con alegría;
ven, guapa,
que ya muero!

Al final, evidentemente, la chica sucumbe a los encantos del mozo, vamos, que la enreda y se la tira. Pero entonces, trágico, vuelve el O fortuna. Ignoro la interpretación real, pero esta claro que la niña pues queda tocada, impura, toda la gente del pueblo la señala: ha perdido su honor.

¡Qué cosas se escribían en el medievo!

¡Y que poco cambian los tiempos!

La suerte de la salud
y de la virtud
ahora me es contraria;
los afectos
y las carencias
vienen siempre como cosa impuesta.
En esta hora,
sin demora,
impulsad los latidos del corazón,
el cual, por azar,
hace caer al fuerte;
¡llorad todos conmigo!

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